¿O a la razón?
Personalmente, pienso que la cultura es un pilar muy importante a la hora de elaborar juicios, y no solo en ese campo, sino en otro, donde además es mucho más importante en la práctica, que es el de la credibilidad. A la hora de proponer nuevas ideas, una propuesta por una persona de la que se conoce su amplia gama de conocimiento, tendrá de antemano más aceptación que la misma idea propuesta por el pescadero del barrio.
No obstante, la cultura, opino, es el tejado. Es una herramienta que va a servir igualmente para facilitar la aceptación de las ideas, pero no va a servir en absoluto para la mejor elaboración de las mismas si no se ha trabajado debidamente con la razón antes de ello; me explico: la razón es la herramienta básica y necesaria para poder establecer relaciones lógicas entre diferentes conceptos.
No nos sirve de nada tener las piezas necesarias para construir y lanzar un transbordados espacial si no sabemos como se utilizan; salvo que la cultura es mucho más "peligrosa" en ese sentido, ya que se puede utilizar indevidamente. Y digo más, se puede utilizar "devidamente mal", o sea, con unos fines incorrectos, para lograr objetivos que no se peuden lograr directamente por la vía lógica, lo que vienen siendo las verdades a medias en los discursos por ejemplo.
Como anécdota, comentaré un vídeo que vi hace unos días, de un tipo que hablaba sobre la inmigración en españa, y la corriente de oposición que se había levantado en contra de esta.
Para ello, en un comienzo, hablaba sobre la malversación de fondos públicos y todos estos asuntos que todos estamos hartos de ver hasta en la sopa, a no ser que intentemos evitarlos.
La verdad, en esa parte del vídeo (eran dos), me pareció que podría incluso levantar toda una turba y marcharse a las puertas del congreso a protestar y a cambiar el mundo. En fin, me dio por ver la segunda parte del vídeo, y aquí, como en todos lados, es donde está el punto extraño.
Para reivindicar más su razón (no la razón del uso de la cabeza, sino la razón de "tener la razón"), se basaba en los aportes que la inmigración traía per cápita (basándose solo en los individuos censados) a españa, y en datos de hace más de 50 y de 100 años, y siempre suponiendo una correclación directamente lineal; es decir, sin máximos ni mínimos, como quien dice que tener, por ejemplo, 30 fideos en un plato de sopa es mejor que tener 3, y por tanto tener 3627362173821 fideos en un plato de sopa será mucho mejor. Por supuesto, el ejemplo está llevado a extremo, pero creo que la idea se puede captar con sencillez.
Lo que está feo, no es mentir, robar y engañar (o sea, claro que lo está, pero eso ya estamos acostumbrados a que nos lo hagan todos los días), sino hacerlo a hurtadillas, tratar de ganarse el apollo de las personas haciendo aparentemente muestra de razón y lucha por los derechos generales cuando finalmente se propone sacar un beneficio propio (como todos, al fin y al cabo) o de un colectivo al cual se pertenece.
O sea, volviendo al tema inicial, la cultura se puede (y a menudo) se usa para engañar y para sustituir a la razón, que, como decía, es el pilar básico sobre el cual se puede comenzar a construír cualquier otra cosa.
Sin embargo, en esta sociedad no paramos de encontrarnos, por ejemplo en la radio, a "ilustrísimos escritores, periodistas y hasta sabe dios que", que no paran de decir barbaridades o de eludir preguntas rizando el hilo con "términos guays", o tecnicismos como educadamente los llamamos.
Hace tiempo escribí en mi libreta, y creo que llegué a hacer una entrada, en la que, en esencia decía lo siguiente:
"Se debe desconfiar del que se vale del uso de lenguaje especializado y difícilmente comprensible para responder a una pregunta de respuesta monosilábica"
O algo parecido. Hoy, por ejemplo, le hacían una pregunta a un experto en radiactividad, sobre qué pasaría si había una fusión del núcleo en el resactor 3 de Focusima (se que no se escribe así, pero es como se pronuncia, mis disculpas), a lo cual el experto le dio una explicación muy detallada de sabe diós que cosa, y cuando le repitieron la pregunta, dijo que no lo sabía y no podía augurar nada sin datos.
En definitiva, charlatanes. Eminencias por todos lados, pero de la charlatanería.
ESE, y no otro, es el peligro de la cultura, que a menudo cae en malas manos, y se utiliza para eclipsar a la razón de los otros.
Me pareció que podría resultar interesante.
Un saludo.
Carlos Garrido
15/3/11
15/3/11
"La imaginación es más importante que el conocimiento"
Albert Einstein
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