sábado, 27 de febrero de 2010

Segunda parte


Parte 2/2
Belleza oculta

Mas no todo está perdido;
más hallá de nuestras mentes,
más hallá del mirador,
del límite de lo creído,
en nuestro propio corazón,
persiste lo vivido;
y tan solo el error
de dejarlo en el olvido
supone el último adiós.
Carlos Garrido
11/2/10




Supongo que después de tanto tiempo desde la actualizaicón anterior (teniendo en cuenta que contaba con publicar lo que ahora estoy haciendo al dia siguiente o en una diferencia de tiempo similar), este día es tan bueno como mañana, pasado o cualquier otro. Cuando una relación de tiempo (no necesariamente de tiempo) se rompe, en ocasiones pensamos en ello como un final. A veces lo es, por supuesto. Sin embargo, muchas otras no lo es, pero pensamos que sí. Una de las cosas por las que he llegado a apreciar algunas personas es esta capacidad para reencontrarnos después de mucho tiempo sin que se notase, en el margen de lo posible, pues está claro que como personas, estamos sujetos a cambio constante. Es decir, a lo largo de lo que llevo de vida, he conocido a bastantes (yo hasta diría muchas) personas y a menudo los he considerado amigos, y a mi juicio diría que era una opinión mútua. A lo largo de lo que llevo de vida, la mayoría de esas personas se han quedado atrás o han tomado otros caminos, pero algunas otras, yo mismo las he apartado de mí; a menudo sin que me hubiesen causado ningún mal. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pero tampoco me avergüenzo. Somos unos seis mil millones de personas en todo el mundo, según tengo entendido: teniendo en cuenta que todos somos personas y por tanto diferentes entre nosotros, la idea de que nos llevemos bien o nos apreciemos todos los unos a los otros (así como el supuesto contrario de que todos nos odiemos entre todos) es absurda. Y como personas sujetas a cambio que somos, en el momento en que iniciamos una relación, de cualquier tipo, debemos aceptar que la forma en que dos o más personas cambian puede seguir rumbos diferentes, sin que ello sea malo. Creo que actualmente puedo contar las personas que son realmente importantes para mí con lso dedos de una sola mano, y quizá hasta me sobrase el meñique; pero estoy orgulloso de la forma en que he llevado la relación con algunas otras personas, con las que me puedo encontrar una vez cada varios meses y hablar del tiempo o de cualquier otra cosa como si no shubiésemos visto ayer. Cuando algo se rompe, a menudo los pedazos no se pueden volver a unir. Sin embargo, el intentar encajar las piezas a menudo supone algunos arañazos y heridas; un precio bajo a cambio de la posibilidad de recuperar algo, si lo hemos apreciado cuando lo teníamos entero. Pero nunca hay que olvidar que la otra parte implica que cuando algo se rompe, las piezas peuden no encajar. Dañarnos, perder la compostura, esforzarnos y dedicar el tiempo necesario para arreglar algo que no peude quedar como estaba al principio, puede terminar peor que como empezó, aunque también mejor aún. Somos personas; maravillosamente diferentes unas de otras, y las posibilidades que nos ofrece esta situación son infinitas en el momento en que poseemos existencia como tal, y conforme el tiempo pasa, estas posibilidades se van reduciendo, haciendo más sencillo tomar decisiones, pero cerrando puertas. Saber jugar con las posibilidades que ello nos ofrece es la clave para todo; y el sentido de la vida no merece la pena ser descubierto, hasta que la última puerta se halla cerrado... ...Pues solo aquello que desconocemos puede traernos el interés propio de descifrarlo.

lunes, 15 de febrero de 2010

Buenas noches.

Hoy actualizo, porque llevo demasiado tiempo diciéndome "debería actualizar, a ver si lo hago", y cuando me voy a poner a ello no lo hago por pereza.

La verdad es que creo que algunas de esas veces tenía cosas interesantes para comentar, por desgracia esta no es una de esas ocasiones.

Así que dejo esto como una especie de adelanto de entrada, para que cada vez que vuelva a pasar por aquí vea que he dejado algo pendiente y sienta la obligación de terminarlo.

Al fin y al cabo, una de las cosas que he descubierto, es que, al menos yo (y creo que en el fondo la mayoría de las personas) trabajan mejor por obligación que por propia iniciativa: Si a una persona le dices que puede escoger entre trabajar y no trabajar sin que ello repercuta en su calidad de vida (pues estamos obligados a comer para poder vivir, y ello suele implicar trabajar), aunque lo correcto es que lo haga, veremos que pocas personas lo harían. Y, aunque no me gusta generalizar, puedo decir que para la mayoría suele ser más fácil dejar que los demás decidan por ellos, aunque se jacten luego de tomar decisiones, que en el fondo no influirán para nada en los sucesos finales. Esto se debe, opino, a que las personas somos un colectivo, y como tal en él habrá miembros con rasgos similares y rasgos diferentes, pudiendo establecerse en ellos diferentes escalas de valores, en la que podríamos ordenar a los individuos a lo largo de toda ella.

Si establecemos una escala de valores, tan solo unos pocos de esos individuos tendrían la suficiente seguridad, autosuficiencia o rectitud para poder tomar decisiones por ellos y otros, siendo estos individuos los que ocuparían el puesto más alto EN ESA ESCALA de valores.

A menudo, creo que comenté que se confunde el significado de aquello que se considera bueno;
pues bien, otro error en el que creo que caemos a menudo es en la ignorancia de dar por hecho la unicidad de las cosas; cuando digo que algo es lo más alto en X escala de valores amenudo pensamod que es lo mejor, pudiendo ocupar puestos muy bajos en otras escalas, o no. Pero no se puede calificar algo como mejor (en sentido general) basánsose en un solo perfil (de sentido único). Al fin y al cabo, creo que a menudo se trabaja mejor cuando enemos pocas posibilidades para escoger por nosotros mismos, porque es más sencillo escoger. No estoy seguro de que esto tenga alguna conexión con el principio,pero creo que es una idea entretenida para pensar, sobre todo contando conque hoy no esperaba comentar nada digno de ello.

Además añado la mitad del último poema que escribí, para recordarme que falta aún.

Belleza oculta (1/2)

Corren tiempos fríos,
tiempos infelices, quizá-
Corren tiempos de cambio,
sea para bien o mal.

El encanto evidente
lo cubrió el hastío;
el sol abrasador
sucumbió, vencido.
Las alegres canciones
se tornaron quejidos;
las risas y las voces
callaron. Sonaron aullidos
El tiempo enfurecido,
arrasó con su pasar,
dejando un silbido
robó los bienes,
dejó el pesar
y, jocoso, nos cantó
al oído ////(Original: en las sienes)
para vernos llorar.

Carlos Garrido

Un saludo y gracias por leer.