martes, 17 de agosto de 2010

Velo Negro (I)


A la fecha de 9 de Agosto de 2010 he perdido mi primer cuaderno de apuntes.

Lo llevaba conmigo desde hacía más de un año y estaba prácticamente derminado.

Sin embargo no es aquello que escribí lo que más me duele haber perdido,sino todo lo que ello, incluído el propio cuaderno, simbolizaba.

Leyendo cada hoja podía recordar con exactitud dónde estaba cuando la escribí, como me sentía y por qué.

Aunque suene dramático, en ese sentido he perdido un año de mi vida.

Por lo general, las personas (y aquí me incluyo) tienden a recordar los sucesos importantes de la vida y a olvidar las pequeñas cosas del día a día.

Personalmente, creo que no hay suceso más grande que el día a día, y por ello me duele saber que en un mes o dos no recordaré lo que estaba haciendo, por ejemplo, en mayo de 2009.

(...)

NO obstante, se plantea otra pregunta* (perdonad ese "No obstante" que no viene a cuento, pero después de la omisión que no he puesto era la única forma de continuar) ¿Hacer de este cuaderno, en el sentido simbólico, un sustituto del anterior?

De nuevo correría el riesgo de perderlo, pues llevarlo conmigo mismo de un lado a otro durante más de un año entraña ese riesgo, evidentemente.

El dilema es, ¿Continuar con un mismo "modo de vida" a sabiendas de que poseer ciertos recuerdos implica poder perderlos, o renunciar a ellos de antemano y de esta forma a dicha posibilidad?

¿Ser el ignorante feliz o el sabio resignado?

Por el momento solo tengo un cuaderno; el tiempo dirá.