sábado, 16 de enero de 2010
La belleza de la urbe
Un día de invierno. Madrugada del 16 de Enero, aún quedan restos de los montones de nieve que días atrás se congelaron en las esquinas y en las zonas de cesped, y a las 3 de la madrugada hacen unos 12 ºC, y el silencio es único dueño de la ciudad, pero fácilmente se da a compartir con todos aquellos que desean disfrutar de él.
La ausencia de tráfico a estas horas, deja lugar a los ecos lejanos de conversaciones tranquilas, más hallá de nuestro interés. El milagro de vida que son las pocas hojas que aún permanecen en algunos árboles caducos, o incluso de las apretadas ramas de los pinos que crecen a uno y otro lado de las calles pueblan con un susurro único las calles, y una brisa agradable se lleva las preocupaciones, te aparta el pelo de la cara y finalmente todo esto queda a la vista en el conjunto que, como lo que es, se muestra precioso a nuestro ser.
Carlos Garrido
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¡Qué bonito y hermoso, sir patito! Me ha encantado la entrada, tienes todísima la razón. Las ciudades tienen un encanto especial, sobre todo ciertas zonas -como los cascos antiguos y así, pero eso es otro cuento-.
ResponderEliminarDe verdad me ha encantado cómo lo has descrito, es una maravilla *___*.
Gracias ^_^
ResponderEliminarPar amí es una maravilla tenerte siempre leyendo XD