domingo, 21 de octubre de 2012

Un poco más sobre mi forma de ver la vida

Puedo decir que, a día de hoy, he cambiado mucho, muchísimo, en un tiempo relativamente corto y que, aun así, mantengo unas bases que llevan presentes durante todo este tiempo. Unas bases que son, en gran medida, personas.

Podría empezar diciendo que determinadas personas reflejan algún tipo de ideal, que reflejan, aunque solo pudiera sera en unn aspecto determinad, un ideal a seguir, un ejemplo del que estar orgulloso, y desde luego un orgullo al contar entre tus amigos a esas personas. Aunque solo fuese por un determinado aspecto. Y sin embargo, encuentro que las  personas, por lo general, cuando resulta que merecen la pena en un aspecto, si aprendes algo más sobre ellas, suelen merecer la pena en muchos aspectos.

No voy a engañarme, no voy a decir que estoy rodeado de personas increibles (aunque s que lo estoy, a pesar de que muchas veces no sepa apreciarlo como debería; al fin y al cabo soy tan imperfecto como el que más), pero si que reconozco que algunas personas han reflejado una imagen importante en mi desarrollo, y se que aún quedan algunas otras por descubrir; se que el mundo está repleto de personas increíbles, aunque sean menos que el resto de las personas.

Podría, por ejemplo, citar un gran amigo mio, una persona que ha demostrado tener una mentalidad increíble, no solo en cuanto a la capacidad para desentramar cosas complejas, sino en cuanto a, por ejemplo, eso en lo que yo fallo una y otra vez; mostrar una auténtica humildad, preocuparse sobremanera por un montón de personas que a primera vista podría parecer que no nos afectan ni nos influyen, o que incluso no nos aportan nada positivo. Y sin embargo ahí está, una y otra vez, poniéndose al pie del cañón y mostrando su Fe en la humanidad, incluso cuando no la tiene. Porque alguien tiene que hacerlo, tiene que existir gente así, supongo que son los qe nos equilibran a los demás; a los que somos o nos hemos convertido en oportunistas, carroñeros o cínicos despreocupados. Aunque no ganen nada con ello, lo hacen, una y otra vez, incluso cuando saben que no tienen posibilidades de triunfar. Los admiro, porque, muchas veces, incluso sin posibilidades, lo consiguen; ellos trinfan una y otra vez. De esta persona, podría decir que he aprendido el respeto por todo y por todos, incluso cuando pienso que algo no lo merece ni remotamente; he aprendido a dar oportunidades, a apreciar lo que no parece relevante y, en general, un poquito, una parte minúscula de la filantropía que muestran.


Podría decir que, casi simultáneamente, conocí a otra persona increíblemente interesante. Lo que se podría decir una mente privilegiada, una persona respetuosa (e incluso que venera) antiguas costumbres y antiguos conocimientos, a pesar de saberlos obsoletos, por el simple amor al conocimiento. Puede sonar asquerosamente sencillo, pero, de esta persona, podría decir que he aprendido a focalizar una curiosidad que siempre me ha caracterizado, una curiosidad rallana a lo enfermizo. Puedo decir que he aprendido a mostrar interés por lo que no conozco, y, sobre todo, que he aprendido a aprender de los demás, a reconocer que siempre se puede aprender de otros, incluso de las personas de las que asegurarías no poder aprender nada. He aprendido también que a veces pecamos de orgullo y nos cegamos, y he aprendido que siempre se puede continuar creciend, que incluso los que más se han cegado por orgullo pueden continuar sorprendiéndonos y creciendo, y mostrándonos nuevas posibilidades, nuevas iniciativas que habríamos sido incapaces de preveer, y, en general, renovando un mismo principio: Un amor al conocimiento, al ejercicio de la mente y, en general, a lo que se podría decir que es un intento del ejercicio de la verdad.

Más personas, aunque siempre me quejo de la gente que me rodea, muchas veces soy consciente (quizá menos de las que debería) de que en ese colectivo se incluyen muchas personas ciertamente sorprendentes.

Podría decir que estoy orgulloso de, tras haber sido siempre, un tirillas, estar más o menso en forma, pero mentiría; en parte porque lo he hecho por necesidad y en parte porque no le veo el mérito a eso.

Podría decir que estoy orgulloso de, tras haberme descubierto a mí mismo como un gran ignorante, encontrar que muchas personas me consideran, como quien dice, "un cerebrito"; pero mentiría, porque, por un lado ni lo considero relevante, ni lo considero cierto a un nivel objetivo (a pesar de todo, sigo siendo un gran inculto en cuanto a la "cultura general", a la que denominaría más incultura general, y desde luego en muchísimas otras cosas).

Podría decir muchas más cosas así, pero lo cierto es que de lo que más orgulloso me siento (quizá de lo único que realmente me puedo sentir orgulloso) es de saber que hay muchas personas a las que quiero, que se que me quieren. De saber que hay muchas personas que han llegado a decirme que soy para ellos como un hermano, y de saber que hay muchas personas que realmente confían en mí. Podría decir que adoro abrazar a la gente, incluso cuando un abrazo solo dice "Realmente te aprecio, y lo demuestro con este gesto"; pero lo cierto es que adoro incluso más abrazar a las personas cuando el abrazo dice "Creo que, al cabo, puedo casi entenderte, y pienso que tu casi puedes entenderme, y aprecio que cuentes conmigo, y saber que puedo contar contigo, y que ambos sepamos que nos queremos".

Hay algunas personas a las que se lo ves en la mirada. Podría decir que, especialmente, conozco a una persona con la cabeza muy bien amueblada, quien, en cierto modo, se me ha destacado como un ejemplo de equilibrio, mostrando un interés intenso y generalizado por todo aquello que parecía merecerlo, y al tiempo ha mostrado una capacidad empática y justa, con un grado alto de objetividad que dota su opinión, para mí, de un gran valor.


También he conocido personas diferentes, que se me han mostrado, por ejemplo, como una "Luz al final del tunel", en momentos de necesidad, pero que, de antemano, he sabido que eran pasajeras. Aunque es triste perder a estas personas, en cierto modo es una realidad que siempre ha estado implícita. Personas que se han mostrado como un "halo de bondad", subjetivo, deseando siempre el bien del prójimo, suaves y sencillas. Sabes que, en un caso en el que te ves obligado a escoger el mal menor frente al mal mayor fallarán. Sabes que no hay forma de continuar el camino juntos, y sin embargo, puedes apreciarlas, mientras lo compartís, como si eso no fuese un problema.

Y por supuesto, he conocido muchas personas a las que he querido, y a las que, de hecho, quiero. Personas para las que, en muchos casos, soy un "bicho raro"; o para las que soy un "tipo majo al que ver de vez en cuando", o sin más, yo y listo, sin demasiada información y mejor así. He conocido a muchas personas que no me han cautivado, o que a primera vista he podido pensar que no me aportarían nada como persona, que no me enriquecería con ellas o de las que no podría obtener sino disgustos.

Y sin embargo, hoy admito que puedo (y debo) aprender de prácticamente todos. Y disfrutar el proceso.
En términos sencillos, muchas veces me he definido como una persona que "ha aprendido a ser feliz", y sin embargo, muchos días me encuentro conque me aburro con todo (absolutamente todo); que no encuentro ninguna motivación en nada, y que me basta cruzar 5 minutos de conversación con casi cualquier persona para sentirme decepcionado; que ha aprendido a encontrar música para pensar y música para quedarse "vacío", y que casi tod el tiempo opta por la segunda opción. Me encuentro muchas, muchas veces, con una persona que muestra abiertamente un desprecio indiferenciado por casi todo lo que le rodea, utilizando como premisa "La degeneración de la sociedad, que desemboca en una degeneración del indivíduo y todo cuanto es producto del mismo", y lo que se podría abreviar como, en general, harto de todo, asqueado y desengañado. Y sin embargo me defino como una persona más o menos feliz.

Por supuesto, lo hago porque, a pesar de todo, se que aún puedo ( y debo) seguir mejorando, creciendo como persona y aprendiendo de todos cuantos me rodean; especialmente de aquellos cuyo aprecio me procesan, pues al fin y al cabo es de lo que me puedo sentir orgulloso.

¿Qu he aprendido a ser feliz? Si. ¿Que puedo mejorar? Por supuesto;siempre se puede mejorar; todos podemos.

En una ocasión dije que la imperfección era la clave de la existencia; porque si no existies ey todo estuviese hecho, no habría nada que solucionar, ningún objetivo, nada que hacer.

"Si vas a ser como se supone que se espera que seas; ¿Dónde están la sorpresa y emoción, la ilusión de la vida?"


Carlos garrido

1 comentario:

  1. D: Filosofo de la vida y el amor, has sido nominado al Premio Liebster Away :3

    Te dejo aquí el enlace a mi participación, donde encontraras las reglas y preguntas :D

    http://maullidostristes.blogspot.com.es/2012/10/premio-liebster-away.html

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