Parte 2/2
Mas no todo está perdido;
más hallá de nuestras mentes,
más hallá del mirador,
del límite de lo creído,
en nuestro propio corazón,
persiste lo vivido;
y tan solo el error
de dejarlo en el olvido
supone el último adiós.
Carlos Garrido
11/2/10
Supongo que después de tanto tiempo desde la actualizaicón anterior (teniendo en cuenta que contaba con publicar lo que ahora estoy haciendo al dia siguiente o en una diferencia de tiempo similar), este día es tan bueno como mañana, pasado o cualquier otro. Cuando una relación de tiempo (no necesariamente de tiempo) se rompe, en ocasiones pensamos en ello como un final. A veces lo es, por supuesto. Sin embargo, muchas otras no lo es, pero pensamos que sí. Una de las cosas por las que he llegado a apreciar algunas personas es esta capacidad para reencontrarnos después de mucho tiempo sin que se notase, en el margen de lo posible, pues está claro que como personas, estamos sujetos a cambio constante. Es decir, a lo largo de lo que llevo de vida, he conocido a bastantes (yo hasta diría muchas) personas y a menudo los he considerado amigos, y a mi juicio diría que era una opinión mútua. A lo largo de lo que llevo de vida, la mayoría de esas personas se han quedado atrás o han tomado otros caminos, pero algunas otras, yo mismo las he apartado de mí; a menudo sin que me hubiesen causado ningún mal. No es algo de lo que me sienta orgulloso, pero tampoco me avergüenzo. Somos unos seis mil millones de personas en todo el mundo, según tengo entendido: teniendo en cuenta que todos somos personas y por tanto diferentes entre nosotros, la idea de que nos llevemos bien o nos apreciemos todos los unos a los otros (así como el supuesto contrario de que todos nos odiemos entre todos) es absurda. Y como personas sujetas a cambio que somos, en el momento en que iniciamos una relación, de cualquier tipo, debemos aceptar que la forma en que dos o más personas cambian puede seguir rumbos diferentes, sin que ello sea malo. Creo que actualmente puedo contar las personas que son realmente importantes para mí con lso dedos de una sola mano, y quizá hasta me sobrase el meñique; pero estoy orgulloso de la forma en que he llevado la relación con algunas otras personas, con las que me puedo encontrar una vez cada varios meses y hablar del tiempo o de cualquier otra cosa como si no shubiésemos visto ayer. Cuando algo se rompe, a menudo los pedazos no se pueden volver a unir. Sin embargo, el intentar encajar las piezas a menudo supone algunos arañazos y heridas; un precio bajo a cambio de la posibilidad de recuperar algo, si lo hemos apreciado cuando lo teníamos entero. Pero nunca hay que olvidar que la otra parte implica que cuando algo se rompe, las piezas peuden no encajar. Dañarnos, perder la compostura, esforzarnos y dedicar el tiempo necesario para arreglar algo que no peude quedar como estaba al principio, puede terminar peor que como empezó, aunque también mejor aún. Somos personas; maravillosamente diferentes unas de otras, y las posibilidades que nos ofrece esta situación son infinitas en el momento en que poseemos existencia como tal, y conforme el tiempo pasa, estas posibilidades se van reduciendo, haciendo más sencillo tomar decisiones, pero cerrando puertas. Saber jugar con las posibilidades que ello nos ofrece es la clave para todo; y el sentido de la vida no merece la pena ser descubierto, hasta que la última puerta se halla cerrado... ...Pues solo aquello que desconocemos puede traernos el interés propio de descifrarlo.
Uhm, uhm, muy grandioso sir *aplausos para el sir*. Muy interesantes reflexiones, como siempre. Cierto es que no sé qué comentar, la verdad, pero veo que tienes mucha razón y te ha quedado un texto muy currado (y la foto me encanta, oiga).
ResponderEliminarEspero más entradas en breevaas.
La foto la tangué de google images y la resubí a imageshack por si las moscas, pero se agradece el comentario ^_^
ResponderEliminarmmm... Carlos, tú seguro que quieres hacer Biología? Te veo en letras muy bien macho.
ResponderEliminarno está mal, yo también soy de ciencias...
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