martes, 21 de diciembre de 2010

De aquí y de allá

Bueno, pués qué (o cómo) decir algo sobre nada, en realidad, para este tipo de cosas, sobra cualquier introducción ingeniosa o elegante.

Hoy, en la biblioteca de mi universidad, me he visto con papel y tiempo muerto, así que he probado a ver que tal estaba mi capacidad para hacer verso, por malo que fuese, y ver cuánto óxido tenía encima. Primero le he pedido a una compañera que me dijese unos cuantos sustantivos (entre los cuales soltó también más de uno adjetico), a saber:
Alegre,pradera, rotonda, árbol, iglesia, mesa, nieve (acabo de darme cuenta de que no usé esta palabra D=), cielo, azul, amanecer y playa.


Utilizándolas y tratando de dejar una métrica sencilla (octosílabos, simplemente), he hecho lo siguiente, que no está muy allá, pero como "ejercicio" sirve, y posteriormente si hice algo que me gustó como quedó.

Cielo azul, amplia pradera;
el ser gandul se aglomera,
en la urbe la masa es densa.

En tranvías y en iglesias
se une toda esa gente,
ignoran, charlan alegres;

Cielo azul, amplia pradera,
los desprecian incoherentes.

El asfalto se retuerce,
las rotondas y tranvías
crudo gimen; amanece,
y se siente en la madera;
que árbol no sería mesa,
en otro tiempo, en otra era.

Cielo azul, amplia pradera.
Y el océano, por simpre
junto a toda playa vela.

Carlos Garrido
21/12/10



A continuación, me he puesto con algo más libre, también marcado en la misma métrica sencilla y que me ha gustado bastante más:

¿Y cuando la brasa muera,
entonces, qué quedará?

Y cuando la luz se apague,
y la canción se termine,
cuando el infierno se calle
y cuanto arde se calcine,
¿Entonces, qué quedará?

Y cuando el miedo se largue
y los conflictos marchiten,
y el odio caiga en la tumba,
¿Entonces, qué quedará?

¿Quedará amor sin fragor?
¿Acaso fragor sin fuego,
si el fuego ya se extinguió?

*Cuando la brasa se muera,
solo quedarán los restos.
Carlos Garrido
21/12/10

Así pues, está claro que las cosas, por más que se olviden, con algo de esfuerzo, se pueden recordar. Una de las cosas que no me gusta de mí, es que no e dibujar; pero, ¡EH! Tengo muy claro que si no se dibujar no es porque no sea capaz, o porque no esté hecho para ello (y si así fuese, aún no podría saberlo), sino porque no he dedicado esfuerzo a intentarlo.

Qué decir sobre la vida (MI vida), si pudiera cambiar cosas para mejor, tal vez no escogería saber dibujar, pues no es algo que me haya ganado. Tal vez no escogería llegar pronto en las ocasiones que he llegado tarde, pues cada cosa que nos pasa nos forma como personas, y mis (pocos) principios se basan en responsabilizarse de mis actos, de tratar que los demás lo hagan, y sobre todo de que todos podamos aprender de ellos. Y no, no escogería no haberme puesto los gallumbos del revés, como he descubierto ahora, ni haber ido alguna vez con una etiqueta en la ropa, ni muchas cosas más que podrían ser consideradas absurdas, feas o negativas. Porque entonces, quizá, no sería yo mismo. Sería un speudo yo, quizá parecido, puede que igual, pero no yo mismo. Quizá ni mejor ni peor, simplemente distino, y por más que haya muchas, muchas cosas que no me gusten, no las cambiaría por ser otra persona distina, y cuanto logre cambiar, me gustaría saber que es porque he hecho algo por ello (bien sea intencionado o no, consciente o no, pero algo).

No sabría que más decir, como dice el título (la verdad, ni sabía de que iba a ir la entrada cuando lo escribí), he cogido de aquí y de allá, y lo que rápido viene, igualmente rápido se va.

Un saludo.